Trabajo desde una mirada Humanista, desde el Enfoque Integrativo Centrado en la Persona ( EICP) y Enfoque Sistémico. Facilitando el desarrollo de las potencialidades del consultante mediante un acompañamiento congruente, humano y empático.

Como counselor, mi experiencia personal con el proceso de Counseling ha sido transformadora, no solo a nivel profesional, sino también en mi vida personal. Aunque el counseling se centra en facilitar el crecimiento personal de los demás, el haber pasado por la experiencia me ha permitido profundizar en mis propias emociones, creencias y comportamientos de una manera que impacta directamente cómo me relaciono con mis consultantes.

Desde que comencé mi propio proceso, me he vuelto mucho más consciente de mis patrones internos, de mis propias vulnerabilidades y de las áreas donde necesitaba trabajar. Al estar del otro lado, como consultante, experimenté en carne propia lo que significa ser escuchado empáticamente y sin juicio de valor. Este nivel de comprensión ha enriquecido mi práctica profesional, porque sé lo importante que es generar un espacio seguro para que el consultante pueda explorar su mundo interno y emocional sin miedo a ser juzgado.

Además, el counseling me ayudó a desarrollar una mayor capacidad de auto-reflexión. Al trabajar mis propios desafíos, como la gestión del estrés, de las emociones o las expectativas que tenía de mí mismo, me di cuenta de la importancia del equilibrio entre ayudar a otros y cuidar de mi bienestar.

Otro aspecto que me ha cambiado es la empatía. Si bien siempre he considerado que tenía una gran capacidad para empatizar, el haber trabajado en mi propia sanación emocional me permitió comprender con mayor profundidad el dolor, la confusión o la frustración de mis consultantes. Ahora, cuando me siento frente a alguien, no solo escucho lo que dicen, sino que también soy capaz de captar lo que quizás no logran expresar explícitamente.

En resumen, el Counseling me ha ayudado a ser más consciente, empático y a lograr equilibrio psicoemocional, y ha fortalecido mi capacidad para acompañar a otros en sus propios viajes de autodescubrimiento y crecimiento personal. Es un proceso continuo, donde sigo aprendiendo de mí mismo y de mis emociones, lo cual, a su vez, enriquece mi práctica profesional.