Tal como declara Freud la formación de un psicoanalista no se limita al título universitario sino que también es de suma importancia el trabajo clínico de investigación y haber realizado su propio análisis y terapia personal. Por tanto me considero idónea en el área, al reunir las tres condiciones para el trabajo con pacientes.

Son sesiones de duración “variable”. Esto significa que las mismas pueden durar entre 20 y 50 minutos. Dicha variación no será un tiempo determinado por la profesional sino que dependerá de lo particular que el o la paciente aporte en la sesión, como un hecho único, a través de la conversación, los temas abordados y cómo estos van posibilitando la apertura de la verdad inconsciente. Esta lógica permite que ante el hallazgo, por parte del paciente, de puntos que habían permanecido oscuros hasta entonces, la sesión pueda darse por terminada, subrayando la novedad en este acto , del cual se esperan modificaciones subjetivas en cada encuentro.

La terapia psicoanalítica, por ser un dispositivo que no se replica en la vida cotidiana, se convierte sesión a sesión en un espacio que permite encontrarnos con nosotros mismos a través de ir hallando todo aquello que repetimos y nos hace sufrir.