Cuando la quietud en el amor es tal que inquieta. Allí habría que preguntarse ¿Cuándo volverá un viento que empuje la embarcación?
Uno de los trabajos mas celebres en la historia del pensamiento occidental al momento de hablar sobre el amor es El banquete, de Platón. Dicho dialogo platónico, tal como el nombre lo indica, se encuentra compuesto por diferentes discursos pronunciados por los asistentes al famoso banquete.
Cada uno de los discursos contiene grandes producciones se carácter sublime que uno podría rescatar para conmoverse por la belleza de cada frase. Entre los tantos aforismos que uno podría rescatar se encuentra uno en particular que quisiera resaltar hoy. El fragmento que me gustaría señalar es el siguiente; "El amor es el que da paz a los hombres, calma a los mares, silencio a los vientos, lecho y sueño a la inquietud" ´pronunciaba Agatón en su discurso contemplativo sobre el amor.
Este fragmento que se presenta tan complejo como bello es rescatado a la historia de la producción de pensamiento de occidente por grandes intelectuales, poetas y artistas. Es que la sensibilidad que despierta es de modo tal que siempre le queda un resto de jugo para extraer de esas palabras. Estaríamos largo rato enumerando las veces que se ha resaltado este recorte. Sin embargo, hoy me gustaría señalar lo erótico de esta frase a partir de la lectura que hace Lacan en su seminario sobre La transferencia. El psicoanalista mencionado sugiere que en el amor "todo queda inmóvil. Calma chicha en el mar". En el amor se suele presentar ese calma chicha en el mar, es usual que ocurra. Ahora bien ¿Qué sería calma chicha? ¿Qué nos dice esto sobre el amor?
Haciendo un breve rastreo sobre lenguaje marítimo podríamos situar el hecho de que el termino "Calma chicha" es utilizado en el lenguaje de la navegación antigua cuando los barcos no tienen viento para avanzar. Sin viento la tripulación no puede llegar a destino y debe esperar en su posicion latitudinal maritima hasta que algo de viento aporte ayuda alguna. ¿cuanto podía durar esta espera para los navegantes antiguos? Quizas solo un par de horas. A pesar de que el viento suele volver ¿Que asegura que volverá por lo pronto? ¿Que nos dice que la espera por el proximo viento durará solo unas horas? Aun mas, una vez haya vuelto el viento ¿Qué nos garantiza que se quedará firmemente hasta llevarnos al destino tan anhelado?
La embarcación permanece estática. Sobre el calma chicha Lacan dice: "Cuando esto ocurre en alta mar uno se aburre demasiado, tanto como cuando te ocurre en la cama, ya no hay mas viento en los vientos". Cuando en el amor se entra en ese calma chicha da la sensación de que la situación de tal quietud nos inquieta. Sin el viento en el mar se encuentra la calma. Sin embargo, de tanta calma algo de impaciencia puede acontecer.
En el amor circunstancialmente las cosas pueden no moverse tanto, calma chicha en el mar, el viento brilla por su ausencia, ni se avanza ni se retrocede. A pesar de esto, la embarcación y los tripulantes de ese amor pueden estar a la espera de una ventisca para retomar rumbo hacia su destino, a la espera de ese empujón necesario para arribar al puerto tan deseado, es que la quietud también puede incomodar. Al menos de a ratos se ,antiene la esperanza de que haya una tormenta a lo lejos, mar adentro, que produzca algún movimiento en los vientos y que contingentemente esto llegue a la embarcación y se retome viaje.
Cosa muy distinta es que ya no haya mas viento en los vientos, que ya no haya ninguna tormenta a lo lejos, que los vientos estén estáticos, que ya nada se mueva. En caso de que triunfe la quietud en el mar de los amores habría que preguntarnos ¿Acaso seguirá habiendo amor en el amor? ¿Es una nueva forma de vivir el amor? ¿O será que nos quedamos en esa embarcación porque sabemos que, al menos con estos tripulantes el barco no se hunde? Es decir, pero sería encontrarse en una embarcación que se hunda, que empuje por tocar fondo. El barco no se hunde, por lo menos anda, a pesar de esto la quietud nos intranquiliza...
Allí habría que preguntarse si el destino de estos tripulantes será la paz de ese amor, la calma de los mares, la contemplación del silencio de los vientos o bien el hastío de ese amor, el tedio del paisaje simétrico de los mares, lo siniestro del silencio de los vientos.