La importancia de la perspectiva de género en el análisis psicoanalítico

Autor: Laura De Rito , 02/06/2025 (198 vista)
Sexualidad, Sentido de la vida, Desarrollo personal, Violencia doméstica, Violencia psicológica, Motivación.
La importancia de la perspectiva de género en el análisis psicoanalítico

Este artículo aborda la importancia de incorporar la perspectiva de género en el análisis psicoanalítico.


 

La importancia de la perspectiva de género en el análisis psicoanalítico
 

El psicoanálisis ha sido, desde sus orígenes, una herramienta fundamental para la comprensión del sufrimiento psíquico. A lo largo de los años, su potencia clínica ha permitido explorar el inconsciente, los vínculos, los deseos y las estructuras subjetivas. Sin embargo, como toda disciplina construida en un contexto histórico y social determinado, también reproduce ciertas lógicas culturales que es necesario revisar críticamente. Una de ellas —y quizás la más urgente— es la perspectiva de género.

 

Incorporar una mirada de género al trabajo clínico no significa reducir la complejidad subjetiva a categorías sociales rígidas, ni “ideologizar” el análisis. Al contrario: se trata de reconocer que las subjetividades no se constituyen en el vacío, sino que están atravesadas por relaciones de poder, mandatos sociales y desigualdades estructurales. Tal como expresó Silvia Bleichmar: “No hay clínica sin ideología. No existe una posición neutral frente al sufrimiento humano”. Escuchar con perspectiva de género implica, entonces, hacernos cargo de esa ideología y revisarla.


 

Psicoanálisis y género: un diálogo necesario


 

Los primeros desarrollos del psicoanálisis estuvieron profundamente marcados por los valores y creencias de su época. Freud propuso conceptos fundamentales como el complejo de Edipo, la castración o la envidia del pene desde una visión androcéntrica, donde lo masculino era tomado como modelo universal del desarrollo. Esto dejó fuera de escena a quienes no encajaban en esa lógica binaria o normativa.

 

Durante años, el psicoanálisis fue acusado —no sin razón— de reproducir estereotipos y discursos que limitaban a las mujeres, patologizaban la diversidad y naturalizaban el sufrimiento derivado de roles de género impuestos. Sin embargo, muchos y muchas psicoanalistas han cuestionado estas ideas, releyendo la teoría desde una perspectiva crítica y transformadora.
 

Judith Butler, figura central de los estudios de género, sostiene: “El género no es un hecho estable ni una identidad fija. Es una práctica repetida, regulada y sancionada por normas sociales”. Desde este enfoque, no se trata sólo de atender a las particularidades individuales, sino de reconocer cómo esas normas influyen en los modos de habitar el cuerpo, el deseo y los vínculos.


 

Escuchar más allá de la norma


 

Una clínica con perspectiva de género reconoce que el malestar psíquico muchas veces surge como respuesta a la presión por adaptarse a mandatos imposibles: ser la madre perfecta, el varón exitoso, la mujer deseable, el cuerpo adecuado. En estos casos, el síntoma no es simplemente una manifestación de conflicto intrapsíquico, sino también un modo de resistencia ante lo que el orden simbólico impone.

 

En este sentido, Eva Giberti advierte que “la psicología no puede seguir siendo ciega frente a las desigualdades. Escuchar es también reconocer la violencia que produce el género como sistema de poder”. Esto implica revisar nuestras intervenciones, cuidar el lenguaje, evitar patologizar experiencias que son respuestas a contextos opresivos, y abrir el espacio clínico a nuevas formas de existencia.


 

Una práctica ética y comprometida


 

Trabajar con perspectiva de género en el análisis no significa abandonar los fundamentos del psicoanálisis, sino profundizarlos. Es habilitar una escucha más justa, más abierta y sensible a las condiciones reales de vida de cada sujeto. Es también una apuesta ética y política, porque al reconocer cómo las desigualdades atraviesan el sufrimiento, contribuimos a transformarlo.

 

Esto es especialmente importante en casos de personas que han atravesado violencias por razones de género, personas trans, no binarias, o quienes no encuentran en los modelos tradicionales un lugar posible. La clínica no debe ser un dispositivo de normalización, sino un espacio para dar lugar a la palabra y al deseo en su singularidad.

 

Lo personal es político, también en el diván

 

El análisis psicoanalítico, cuando se practica con perspectiva de género, se convierte en un acto profundamente político en el mejor sentido del término: reconoce que la subjetividad está tejida en un entramado social y simbólico que no es neutro. Por eso, escuchar el malestar implica también preguntarse por sus raíces históricas, culturales y vinculares.

 

En tiempos donde los discursos de odio resurgen y los derechos conquistados por los feminismos se ven amenazados, el consultorio puede y debe ser un espacio de resistencia. No sólo para contener el dolor, sino para habilitar la transformación.

 

Porque si lo personal es político, también lo es lo inconsciente. Y una escucha que se atreve a cuestionar las normas que duelen, es también una escucha que abre caminos hacia una vida más libre.

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