En esta entrada se consigna información relevante a tener en cuenta si se desea iniciar un proceso terapéutico.
¿Qué debo saber antes de iniciar terapia?
A lo largo de nuestro desarrollo vital, los seres humanos atravesamos innumerables experiencias que despiertan en nosotros diversas emociones y suscitan interpretaciones particulares para cada una de ellas. En ocasiones, el malestar generado a partir de una experiencia o un conjunto de ellas, ya sea sostenido a lo largo del tiempo o experimentado brevemente, puede ocasionar que se presente la idea de iniciar un proceso terapéutico. A continuación, te comparto información útil a la hora de decidir contactarte con un profesional.
¿Qué es un proceso terapéutico?
A fin de poder dirimir si es momento de consultar con un terapeuta, ayudará en principio comprender en qué consisten los procesos terapéuticos. Para ello, la definición provista por la American Psychological Association (APA) resulta útil por ser clara y sucinta:
La psicoterapia es un tratamiento colaborativo basado en la relación entre un individuo y un psicólogo. Un psicólogo proporciona un entorno de apoyo que permite a los pacientes hablar abiertamente con alguien objetivo, neutral y sin prejuicios. La mayoría de las terapias se centran en individuos, aunque los psicoterapeutas también trabajan con parejas, familias y grupos. (s/f)
En este sentido, el espacio terapéutico es uno de cuidado, en donde el terapeuta no realizará juicios de valor sobre lo compartido por su consultante y en donde lo dicho no tendrá repercusiones sociales. Esto último significa que, si tememos que lo dicho perturbe nuestro vínculo con las personas de nuestro entorno, podemos estar seguros de que ese miedo no tendrá asidero dentro del espacio terapéutico: el psicólogo está allí para escuchar, alojar y su brújula no será el juicio moral, sino el padecimiento que se busca reducir. Del mismo modo, la psicoterapia consiste en un tratamiento colaborativo ya que, si bien el terapeuta cuenta con el conocimiento clínico, el paciente es quien cuenta con conocimiento sobre sí mismo y ambos saberes deberán confluir a fines de incrementar el bienestar del consultante.
3 categorías generales de motivos de consulta
Es importante tener en consideración que los motivos de consulta son sumamente diversos y no se circunscriben solamente a algunas situaciones en particular ni a la psicopatología. Hoy en día, la psicoterapia no se asocia únicamente con lidiar con esta última, sino también con la promoción del bienestar. La aplicación de la psicoterapia es amplia y, al menos de modo general, es pasible de ser categorizada en: situaciones de trastorno mental, situaciones de crisis vital y situaciones de desarrollo personal (Keegan, 2010).
Las situaciones correspondientes a la primera categoría implican casos en donde nuestro malestar es significativo y nuestros síntomas interfieren en nuestra vida cotidiana (por ejemplo, insomnio o hipersomnia, palpitaciones, hiperventilación, sudoración marcada, disminución del interés o placer, miedo y dificultades en la concentración, entre muchos otros). Del mismo modo, en estos casos es posible realizar un diagnóstico, que, lejos de ser un rótulo identitario, simplemente constituye una herramienta que orienta el tratamiento y lo adecúa a las necesidades del paciente.
Por otra parte, las situaciones de crisis vital se vinculan con hitos frecuentes en la vida de todas las personas en donde momentos naturales de cambio les exigen una gran adaptación. En este caso, los síntomas aparecerán cuando nuestro curso vital, o el curso vital familiar, se vea interrumpido o dislocado y nos cueste superar alguna etapa de nuestro ciclo vital (Valdivieso Ramírez 2007). Algunos ejemplos de ello son los períodos de emancipación o independencia (tanto para padres como para hijos), la maternidad y la paternidad, las crisis de mediana edad, los cambios laborales y la enfermedad y/o la pérdida de algún ser querido o allegado.
Finalmente, las consultas enmarcadas dentro de la categoría de desarrollo personal escapan a la manifestación de síntomas, no implican un malestar clínicamente significativo y se vinculan con el deseo de mejorar algún aspecto de nuestra vida con el que no nos encontramos satisfechos, como pueden ser nuestro desarrollo en diferentes áreas de nuestra vida, nuestros vínculos, etc.
Consideraciones finales
Resulta relevante destacar que los síntomas y situaciones anteriormente mencionados no son exhaustivos; no abarcan todo el espectro de motivos posibles de consulta. Sin embargo, las categorías expuestas sirven como orientación a la hora de ponderar iniciar un proceso terapéutico. Si tu malestar es significativo y/o deseas modificar aspectos de tu vida que te suscitan insatisfacción, no dudes en realizar una consulta con un psicoterapeuta, quien sabrá orientarte adecuadamente. Finalmente, es muy importante que, al iniciar un proceso terapéutico, lo hagas con un profesional con quien te sientas cómodo a fin de poder hablar libremente y compartir todo aquello que te genera malestar.