Entre otras muchas cosas, para poder vivir mejor desde el lado de la salud mental es importante:
Detectar las coordenadas inconscientes que nos hacen repetir patrones conductuales ya vividos por nuestros abuelos, padres o hermanos. Dejar de repetir para producir algo nuevo y que nazca del interior (salvo que haya repeticiones saludables y que puedan pensarse). No solucionar aquello que pertenece a generaciones pasadas, o a otros.
No rigidizarse, y poder tener una mente flexible, abierta y dinámica que nos permita comprender diferentes contextos y situaciones para poder pararnos mejor. Siempre es bueno no tomarse las cosas de manera personal y poder tomar ciertas distancias para no quedar pegado y enganchado al contexto_ o a lo que se dice_.
Poder cuestionar las fantasías de abandono y de celos para no poseer a nadie ni dejarse poseer. Controlar al otro es un signo de baja estima.
Poder decir que no, sin que esto provoque una sensación de culpa. Hay que autoafirmarse en las ganas propias.
Que nuestro valor no dependa exclusivamente de la admiración de otros. No ir muy lejos para poder agradar a los demás, al punto de desvalorizarse.
Cuestionar las fantasías de perfeccionismo. Muchas personas piensan que no son absolutamente nada si no son los mejores o si no se destacan en algo.
Poder sostener un vinculo para no dejarlo ir a la primer dificultad (en nuestra subjetividad de descarte, es difícil poder mantener algo a largo plazo), ya que se vincula al otro con un objeto. Uso y tiro. A la vez, poder pensar cuando hay vínculos que si es realmente mejor dejarlos ir y poder soltar.
Poder abrirse a otros para no estar todo el tiempo evitando, o escapando de las relaciones por miedo a sufrir. Hay quienes no pueden estar solos, y quienes convierten la soledad en una muralla evitativa y defensiva, para así no sufrir nunca. De esa manera no corren riesgos, pero tampoco se animan a vivir.
Poder tener vínculos equilibrados que no se basen en la idealización extrema o en la degradación del otro. Inclusive esta alternancia le puede pasar a una persona con respecto a otra en cuestión de minutos.
No ocupar la mente siempre de fantasías de poder, éxito, belleza y dinero.
Aceptar que cuando duelamos una perdida, lo hacemos en función de una parte del todo. Nunca perdemos todo. Y Siempre que valoramos y ganamos algo, lo hacemos en función de una perdida. Para ganar, hay que perder.
Poder valorar lo que uno tiene, sin dejar de desear y abrir proyecciones nuevas. Tampoco abrirse hacia nuevos proyectos significa vivir constantemente insatisfecho con lo que uno tiene, con una sensación de vacío y de falta. _sin poder disfrutar nada_.
Vínculos de pareja: Un mito frecuente en los vínculos de pareja es que hay que amarse de la misma manera, con la misma intensidad y ambos TIENEN que sentir y demostrar lo mismo. En realidad, cada uno ama desde su historia, desde su personalidad, desde sus recursos (emocionales y cognitivos) y con las diferencias naturales de la experiencia de cada persona. A veces “A” da algo que “B” no puede dar, y así también a la inversa. Esto no es igual a decir que siempre “A” tiene que dar lo mejor de si mientras “B” hace sombra o se coloca en un lugar de indiferencia. Una cosa es aceptar las diferencias, otra es negar un vínculo profundamente asimétrico, lleno de disparidades, donde uno se asemeja a un amo y el otro a un esclavo.
Perdonar: Perdonar es un signo de humildad, que nace de una autoestima estable, al tomar conciencia que no somos mejores ni peores que nadie. Perdonar no es un signo de debilidad ni tampoco significa negar la transgresión ni el daño causado (justificando o racionalizando).. Hay quienes se reconcilian sin perdonar, y quienes perdonan pero deciden no reconciliarse ni reconstruir el vínculo. Siempre es más fácil perdonar cuando no se guarda rencor (pesada carga psicológica) o al menos se puede elaborar, y cuando se tiene un vinculo con una elevada intimidad psicológica, empática y sentimental. El neuroticismo es mayor cuando se hace del rencor una forma de vida.
Amistad: Una amistad no se basa en un vinculo utilitario (¿Me sirve vincularme con el?). Tampoco se trata de reducirla al respeto y a las formalidades que hacen a cualquier vínculo duradero en el tiempo. Su otra cara es la que puede decir lo que siente con cierto tamiz de verdad (sin que esto sea una intención de dañar al otro), enemistarse de vez en vez por diferencias naturales y que el dolor no le gane al sentimiento de pertenencia que esa amistad otorga. Es una elección de continuidad basada en la confianza. Un amigo no debe reducirse solo a la risa y a los zigzagueos placenteros. Es quien da valor a la memoria, quien puede decir algo para sacarnos de nosotros mismos y hacernos pensar. Quien puede alojar nuestro dolor. Quien tiene la posibilidad de cuestionarnos, y con quien poder tener esas charlas profundas que le dan sentido al intercambio, a las diferencias y a las similitudes.