Migrar es una experiencia transformadora, pero también emocionalmente desafiante. Esta guía aborda el impacto psicológico de dejar un país, los duelos invisibles que enfrentan las personas migrantes y la importancia de buscar apoyo, incluyendo la ayuda psicológica.
"Elena" llegó a otro país con una maleta, un título universitario que no sabría si le abriría esas puertas anheladas y un montón sueños por cumplir. Pero también sintió el miedo, tan normal pero que no suele considerarse cuando la decisión de migrar se pone sobre la mesa. Aunque nadie se lo dijo directamente, migrar no es solo cambiar de código postal o prefijo de contacto, es empezar de cero sin la red emocional y social a la cual pertenecemos en nuestros sitios de nacimiento. Por eso a los tres meses de haber migrado, empezó a presentar insomnio, tristeza constante y una extraña sensación de no pertenecer en ninguna parte. “No sé si extraño mi país, o si no sé habitar este nuevo lugar”, confesó en su primera sesión de terapia.
Su historia, aunque personal, es cada vez más común. En mi consulta personal 2 de cada 10 consultantes desde el año 2021, han sido sobre situaciones de adaptación en nuevos entornos tras la migración.
Según datos recientes, más de 281 millones de personas viven fuera de su país de origen, lo que representa aproximadamente el 3.6 % de la población mundial, cifra que se ha más que duplicado desde 1970 (OIM, 2024). Aunque muchas lo hacen por necesidad económica, violencia o estudios, la experiencia migratoria suele traer consigo una fuerte carga emocional.
La migración no solo mueve cuerpos: también mueve afectos
Migrar implica dejar atrás redes de apoyo, rutinas, identidad y, en muchos casos, una parte de lo que creemos que somos. Es común que las personas migrantes experimenten:
Duelo migratorio: un proceso de duelo que no solo se refiere a la pérdida de personas, sino también del idioma, el clima, la comida, el humor, las costumbres. Es un duelo sin entierro, sin ritual, pero con mucho peso (Achotegui, 2006).
Ansiedad por adaptación: el cambio de entorno genera incertidumbre, especialmente cuando las reglas sociales o culturales son distintas.
Sentimiento de aislamiento: aun rodeados de gente, muchas personas migrantes se sienten solas o invisibles. "Me siento solo dentro de estas cuatro paredes" es una de las formas como se explica esta sentimiento.
Crisis de identidad: ¿Quién soy aquí? ¿Cómo me ven? ¿Puedo ser yo mismo/a en este nuevo entorno?
No es raro que, tras el impacto inicial, aparezcan síntomas como insomnio, ataques de pánico, tristeza, irritabilidad o incluso problemas psicosomáticos.
¿Qué podemos hacer frente a estas emociones?
Es importante reconocer (validar) lo que sentimos, no se esta exagerando, lo que se siente es normal y humano. La tristeza no es debilidad, es señal de que algo nos importa, además es importante reconectar con la comunidad, buscar espacios de encuentro con personas de tu cultura, mientras se abren nuevas amistades y círculos.
Otros factores relevantes son cuidar rutinas como: comer, dormir, caminar, tener horarios, ya que la estabilidad externa ayuda a calmar el caos interno, permitiéndonos surgir entre la organización diaria. Y hablando del día a día, es crucial mantener la comunicación con alguien cercano, contar lo que sentimos es clave para reconocerlo dentro de nuestro círculo íntimo, como sentirnos acogidos. Y si el dolor emocional se mantiene e interfiere con tu vida diaria, buscar ayuda psicológica puede marcar una gran diferencia cuando de integrarnos sin gran aflicción se trata.
La terapia, sobre todo con profesionales que entiendan la experiencia migrante, puede ayudarte a integrar lo vivido, resignificar tu historia y encontrar herramientas para sentirte mejor. La buena noticia es que hoy muchas terapias han implementando la modalidad online, lo que permite encontrar un psicólogo que hable tu idioma, esté donde estés, y te acompañe sin importar la distancia.
Porque migrar no te quita fuerza, pero sí puede dejarte herido
El reto no es solo sobrevivir en otro país, es reconstruirte en él sin perder lo que eres. Si sientes que migrar te ha dejado más preguntas que certezas, más peso que aire, recuerda que pedir ayuda no es rendirse es cuidarse.
Referencias:
Achotegui Loizate, J. (2006). Estrés límite y salud mental: El síndrome del inmigrante con estrés crónico y múltiple (Síndrome de Ulises). Migraciones, (19), 59–85. https://revistas.comillas.edu/index.php/revistamigraciones/article/view/3083/2847
United Nations Department of Economic and Social Affairs (UN DESA). (2022). International Migration 2022 Highlights. https://www.un.org/development/desa/pd/content/international-migration-2022