¿HAY RELACIÓN ENTRE LA MÚSICA Y EL PSICOANÁLISIS?

Autor: JUAN DE ALTHAUS , 07/05/2025 (324 vista)
Relaciones
¿HAY RELACIÓN ENTRE LA MÚSICA Y EL PSICOANÁLISIS?

Relaciones y no relación entre el psicoanálisis y la música.

¿HAY RELACIÓN ENTRE LA MÚSICA Y EL PSICOANÁLISIS?

Juan de Althaus Guarderas

Psicoanalista practicante. Asociado a la NELcf sección Guayaquil

   La música es sonido regular, reconocido por Lacan, añadiendo que produce entusiasmo, tanto en su cara de alegría como de tristeza. Freud y Lacan tienen pocas referencias a la música, señalando que “habría que hablar de la música al margen”[1] y era “áfona”. Más claro fue su referencia al arte barroco que, en tanto ornamento, se pliega y despliega, aludiendo a sus hiancias. 

   La música como tal no quiere decir nada, no constituye un significado producto de una vinculación de un significante con otro; se auto representa, son solo sonidos ordenados por el significante de determinadas maneras. No es un leguaje, aunque puede ser escrita al ser creada por efectos del lenguaje. Se condice más con el laleo sin sentido del infante al encontrarse con la madre que le habla.

   Colegas como Serge Cottet abordan el tema realizando un recorrido histórico de la música en el siglo XX y XXI[2]. Muestra la deconstrucción de los parámetros tradicionales de la música que se alinean con la caída del Edipo, del patriarcado, de los grandes relatos y soluciones, y la pluralización de los nombres del padre. Recorre las contribuciones de los compositores como Debussy, Ravel, Stravinski, Schönberg, Webern, Boulez, Cage, Stock, Luigi Nono, Stock Hausen, Xenakis, Ligeti, Varèse y otros.

   Todos ellos realizaron modificaciones en el cromatismo rompiendo su jerarquía. Se pasó del dodecafonismo al serialismo integral (se utilizan todas los elementos y propiedades de la música para diseñar un nuevo ordenamiento a repetirse establecido por el compositor) El binario consonancia-disonancia (referidos a los intervalos musicales) es cuestionado. El timbre (sonidos de igual frecuencia e intensidad emitidos desde focos sonoros diferentes) es manipulado de maneras novedosas. Predominio de la música atonal (inestabilidad en las alturas del sonido). La melodía queda devaluada, irrumpen sonidos diversos en cualquier momento quebrando cualquier ideal armónico. Los ataques son privilegiados (aumento del volumen hasta su pico).

   La música es así influida por el dadaísmo que rompió cánones estéticos racionales. La música espectral hace su aparición con la aplicación electrónica de análisis matemático de sonidos, transformados en fractales. La estructura flexible del jazz y sus posibilidades de improvisación impactan. Se toman elementos de las músicas orientales para nuevas creaciones. Los productos musicales, señala Cottet, son “como una suerte de asociación libre; tal es la analogía que se impone con el psicoanálisis: en equivalencia con lo aleatorio en la composición sin (…) ninguna justificación (…)”[3].

   Se puede sugerir al lector escuchar a los autores mencionados en YouTube para experimentar las resonancias de estas composiciones musicales. Algunos discuten si eso es música, como se ha hecho con la pintura contemporánea y la literatura como Joyce. Parece haber una pulverización de la estética musical en beneficio del sonido como tal, haciéndolo resonar de un modo que se coloca al límite de lo que lacan denominó el horror vacui. Si lo estético es el último velo de lo real, uno se pregunta si estas nuevas formas musicales buscan trasgredir los límites del velo y tocar lo real sin ley ni orden. Si lo intentan, solo llegan hasta dibujar el borde, realizando un proceso de reducción in extremis de los recursos musicales. Ese real es aludido con las intrusiones imprevistas para el oyente de cambios desconcertantes y sorpresivos, como un esfuerzo de introducir la contingencia en la composición musical.

    No es seguro sostener la afirmación lacaniana que el arte anticipa al psicoanálisis en el caso de la música, sin embargo, por lo menos se puede decir que hay una serie de convergencias: De alguna manera, lo testimonian las sesiones cortas, el concepto de lo real, el corte de las sesiones, la intervención inesperada del analista, la contingencia del acto analítico, la interpretación con el equívoco que produce una resonancia libidinal en el cuerpo gozante del paciente, la reducción del final del análisis a un significante nuevo y único, sin sentido, que bordea lo real y que es formalizado como un “saber hacer” de un resto de goce indescifrable en el pase.


 

[1] Lacan, Jacques (1972-1973). El Seminario 20 Aún. Paidós. P. 101.

[2] Cottet, Serge. La fuga del sonido. Lacan cotidiano No. 752, 7 de diciembre 2017.

[3] Cottet. Op.cit.

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