Afectacion emocional que tiene la inseguridad en la sociedad.
MIEDO, ESTRÉS Y ANSIEDAD EN ESTA SOCIEDAD
Le tenemos miedo a muchas cosas, a subir de peso, al jefe, a las deudas, a la vida e incluso a nosotros mismos, esto nos origina preocupaciones lo cual es una idea negativa que sobre pensamos y nos lleva a estados de depresión porque recordamos el pasado o de ansiedad porque nos causa incertidumbre lo que viene, al punto de perder el norte y derrumbar los objetivos que un día pusimos en nuestro proyecto de vida.
Que bueno sería poder vivir el aquí y el ahora. En medio de un ambiente hostil, como el que estamos viviendo en este hermoso país que he aprendido a amar como si fuese mío, vivimos en una sociedad que nos llena de temores, porque nosotros mismos lo permitimos y de raíz no solucionamos nuestros traumas internos si no que los dejamos sin resolver, esperando que se vayan solos sin entender que ese día nunca va a llegar. Tenemos heridas de infancia fuertes que no cerramos (abusos, abandonos, traiciones, maltrato físico y/o psicológico, rechazos, comparaciones, asumir responsabilidades de adultos desde temprana edad, etc.) estos temas sin resolver nos ubican en algunos de los siguientes dos grupos: el primero, es el de la delincuencia – victimarios, porque encajo en un grupo de personas que me han aceptado como soy, porque me escuchan y me dan la identidad y la validación que nunca obtuve en casa, por otro lado, el de las víctimas quienes esperan algo bueno de la sociedad porque he hecho las cosas bien, porque no le quito nada a nadie y no comprendo porque esta surgiendo todo este caos, no comprendo porque le pasan cosas malas a la gente buena y comienza la frustración, sin embargo el trabajo con estos dos grupos me ha enseñado algo, y es que la raíz es la misma, viene de familia la cual es la primera base de la sociedad, es en donde nos formamos, crecemos y nos desarrollamos como seres listos para entregar a la sociedad, teniendo en cuenta que muchas veces somos personas con traumas no resueltos, y queremos encajar en cualquier contexto que nos de lo que en casa no obtuvimos. Uno de los principales problemas de la primera base de la sociedad es su sistema de creencias; nos inculcan cosas positivas y negativas que es con lo que crecemos y trasmitimos a los nuestros, lo malo es que la mayoría son negativas, esto lo hacemos parte de nuestra personalidad y lo pasamos de generación en generación como, por ejemplo, las malas palabras con las que estigmatizamos a nuestros hijos (tonto, bobo, bueno para nada, es mejor su hermano, idiota, tan vivo, etc.) estas palabras aparentemente “tan insignificantes” encierran al ser humano en una casilla de la que es difícil salir hasta que alguien viene a validarnos, a escucharnos y de una u otra forma a comprender lo que somos, porque empatizamos con los que han vivido algo similar a lo nuestro. Otro de los problemas más relevantes de la primera base de la sociedad es la notable falta de comunicación, en la mayoría de familias nadie sabe cuales son las necesidades del otro: ¿por qué está pasando? ¿Qué le pone triste? ¿…?, desconocemos por completo lo que pasa emocionalmente con los nuestros, solo resaltamos lo negativo y la queja, pero casi nunca lo positivo (que guapo estas, eres muy inteligente, estoy orgulloso de ti etc..). Estas conductas hacen que cada día nos alejemos del vinculo familiar y nos acerquemos más a aquellos con los que son empáticos con nuestro dolor.
En consulta he identificado trastornos de personalidad originados por el falso sistema de creencias, como por ejemplo, la religiosidad, jóvenes a los que se les prohíbe todo (fútbol, música, interactuar con otros, etc.) lo que ha conllevado a un problema grave de salud mental. Seria más fácil guiarlos, ser testimonio, escuchar sin juzgar, comprender que somos apoyo y no verdugos cuando caemos, aprender de los errores, no buscar culpables si no soluciones, En ocasiones cuestionamos y juzgamos como los sacerdotes religiosos lo hacían en la época de JESUS y peor, no comprendemos que nuestros jóvenes deben tomar decisiones desde el amor y no desde la imposición en el desarrollo de su personalidad, lo cual no significa que se violenten las reglas de una casa, si no que puedan tomar decisiones por sí mismos, con nuestra guía, nuestro testimonio y nuestra actitud de escucha.
Como padres, nuestro papel fundamental se desarrolla en la infancia, con cosas tan elementales como establecer vías de comunicación, no compararlos, nunca decir nunca, (nunca obedeces, siempre haces las cosas mal, …) identificar cual es el lenguaje del amor de cada uno de los miembros de la familia [tiempo de calidad, contacto, actos de servicio, regalos y palabras de afirmación], asignarles tareas desde tempana edad para que se sientan importantes, (recoge juguetes, arreglar cuarto, arreglar su ropa, etc.), pues en ocasiones queremos abastecerlos en todo y los dejamos sin responsabilidades, partiendo de este hecho, algunos tendrían dificultades en el futuro con sus responsabilidades en la vida adulta.
Los afanes del día a día, las prioridades mal establecidas, la competencia, la presión social, nos aleja de educar desde el amor y la comprensión y nos lleva a criar hijos desde la violencia (gritos, malas palabras, golpes, invalidación, …) dando como resultado la ruptura completa de la comunicación, la cual es la base para que toda pareja y todo hogar funcione asertivamente.
Esto nos aleja de la felicidad la cual es la conexión sana del pasado con el presente, superando las heridas y recordando sin dolor, pero como tenemos heridas sin sanar hay una raíz de amargura en nuestros corazones, y esto nos genera un exceso de cortisol diario más alto de lo que debería, lo que nos produce MIEDO Y ESTRÉS, dando como resultado, deficiencia en las relaciones interpersonales, depresión, somnolencia, inapetencia, etc.
Científicamente esta comprobado que el 90 % de las cosas negativas que pensamos no suceden, y un porcentaje sucede porque ponemos un chip en nuestra mente que hace que el evento suceda, (Ley de atracción).
Deberíamos tomarnos un tiempo para auto analizarnos, por ejemplo, pensar en: ¿Cómo son mis relaciones? ¿Me abro mucho? ¿Soy muy precavido? ¿Tengo una voz interior? ¿Quiero sentirme aceptado? ¿Me victimizo? ¿Soy conflictivo? ¿Soy abusivo? ¿Ando con coraza? ¿Soy exagerado? ¿Me avergüenzo? ¿Presumo? ¿Qué evito comportándome de este modo? ¿Qué tengo miedo a perder? ¿De qué me defiendo? ¿Qué imagen fea sale de mí? ¿Cuál es mi miedo? ¿En dónde se origina? … De esta forma nos vamos conociendo y nos permitimos identificar y enfrentar esos temores que tenemos por una herida del pasado, y de esta forma trabajar en ellos con el apoyo familiar y/o profesional, pero siempre partiendo desde la iniciativa propia.
El MIEDO no nos permite ver la realidad como es, por ejemplo, si en la mañana nos pasa algo negativo automáticamente nos vamos a predisponer pensando que en el trayecto del día situaciones malas nos sucederán, dejando de lado la idea de que “de los errores se aprende” o de que “perder por aprender no es perder” creando un cerco de negativismo a nuestro alrededor deteriorando así nuestras relaciones interpersonales (pienso que todos hablan mal de mí, que me quieren hacer daño, etc,,)
Existen 5 tipos de miedo:
Miedo a causar decepción: Ataca más a los jóvenes, porque quieren sentirse aceptados, y desean complacer a otros, para recibir las palabras de afirmación que probablemente no reciben en casa.
Miedo a perder el control: Nadie lo hace como yo, y esto se puede dar porque la herida del pasado no ha sanado (abusos), ocasionando una conducta de sobre protección, que no le permite al otro correr riesgos, tomar decisiones o ser el mismo, pues no quiere que ninguno sus seres queridos sufra, sin darse cuenta que de esta forma los invalidamos, otro ejemplo es, si tuvimos escases y ahora queremos estar al frente del trabajo, todo el tiempo para que no falte nada material en casa, restando a la familia el tiempo de calidad.
Miedo a no ser perfecto: En esto las redes sociales son nefastas porque muchos tienden a compararse sin percatarse de que es un mundo lleno de fotos arregladas y de información no muy veraz. Por ende, nos exigimos hasta el punto de obsesionarnos y agotar emocionalmente a nuestros seres queridos.
Miedo a no ser importante: Normalmente afecta a aquellos que han sufrido abandonos por parte de alguien que amaban, no nos gusta sentirnos excluidos, nos gusta estar en donde nos sentimos importantes (grupos de estudio, pandillas, etc.)
Miedo a Sufrir: Todos libramos una batalla interna, tenemos preocupaciones que a veces exacerbamos, y buscamos vías de escape (consumo de cualquier sustancia psicoactiva, alcohol, etc.), porque no asimilamos la frustración y desde casa no nos enseñaron a manejar las crisis, justamente porque no había vías de comunicación asertivas.
Por último, deberíamos, dejar a un lado nuestro orgullo y emociones negativas, auto analizarnos y determinar qué estamos haciendo con nuestras manos, si las estamos usando para dañar, golpear y maltratar o para restaurar y acariciar. No es tarde para modificar el sistema de creencias y reestablecer las vías de comunicación intrafamiliar que es lo que azota actualmente nuestra sociedad. Muchos políticos hablan de mejorar el sistema penitenciario y de endurecer las penas, pero no he escuchado a ninguno preocupado por la salud mental de las familias que son la base de la sociedad, se debe trabajar en la raíz del problema, crear una línea de salud mental, de esta forma contrarrestar el conflicto social actual y entregar a futuro personas idóneas a la comunidad, lo que socialmente seria de mucha ayuda para este hermoso país.
Dra. Carolina Torres Bernal
Psicóloga Clínica y Forense
Instagram: dra.carolina_torres
Guayaquil, agosto 25/23
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