Mi nombre es Caterina Hamwi, soy bilingüe en inglés y español y hablo árabe también debido a que me crié en medio oriente. Hoy vivo en Chile, y soy mamá. Mi enfoque es cognitivo conductual pero también trabajo con terapias humanistas, flores de bach e Hipnosis Clínica, dependiendo de lo que el paciente necesite. Estudié psicología porque siempre tuve este motor de querer ayudar a las personas. Hacer terapias me llena el corazón.

La terapia conmigo se desarrolla en un ambiente de confianza y contención. Trabajo desde un enfoque integral y humano, adaptando cada proceso a las necesidades y ritmo de cada persona, promoviendo cambios reales y sostenibles.

La psicoterapia y la hipnoterapia no solo ha transformado mi vida personal, sino que también ha influido profundamente en mi desarrollo profesional como terapeuta. A lo largo de mi formación y práctica, he experimentado cambios significativos que han mejorado mi capacidad para ayudar a otros y me han permitido crecer tanto personal como profesionalmente.

Uno de los cambios más notables ha sido el desarrollo de una mayor autoconciencia. A través de mi propio proceso terapéutico, he aprendido a reconocer y comprender mis propias emociones, pensamientos y comportamientos. Esta autoconciencia me permite ser más auténtica y empática con mis pacientes, creando un espacio seguro y comprensivo para su propio crecimiento.

La terapia me ha proporcionado herramientas efectivas para manejar el estrés y la carga emocional que a menudo acompañan a la práctica terapéutica. Técnicas como la meditación, la respiración profunda y la reestructuración cognitiva no solo me han ayudado a mantener mi bienestar, sino que también me han permitido modelar estrategias de afrontamiento efectivas para mis pacientes.

He aprendido la importancia de la aceptación y la compasión. Estas cualidades no solo son fundamentales para el trabajo terapéutico, sino que también han enriquecido mis relaciones personales y profesionales. La capacidad de aceptar a los demás, y a mí mismo, sin juicio, ha mejorado mi conexión con los pacientes y ha fortalecido mi habilidad para guiarlos en su propio proceso de aceptación.

La terapia también me ha enseñado el valor de la flexibilidad psicológica. Ser abierto al cambio y adaptable en mi enfoque terapéutico me permite responder mejor a las necesidades individuales de cada persona. Esta flexibilidad ha mejorado la eficacia de mis intervenciones y ha hecho que mi práctica sea más dinámica y personalizada.

Otro cambio significativo ha sido la integración de mis valores personales en mi práctica profesional. Identificar y trabajar en base a mis valores me ha dado un sentido más profundo de propósito y satisfacción en mi trabajo. Esto ha incrementado mi compromiso y dedicación, beneficiando tanto a mis pacientes como a mi propio desarrollo profesional.

Finalmente, la psicoterapia me ha brindado una mayor resiliencia. Enfrentar y superar mis propios desafíos emocionales me ha preparado mejor para apoyar a mis pacientes en sus momentos difíciles. Esta resiliencia me permite mantener una perspectiva equilibrada y esperanzadora, incluso en sesiones desafiantes.

“Cuerpo, mente y emoción: un mismo camino hacia la armonía.”