En mi práctica terapéutica, priorizo la creación de un espacio donde la escucha activa sea el cimiento fundamental. Además, ofrezco herramientas prácticas basadas en la terapia cognitivo-conductual y el mindfulness. Estas herramientas no solo se centran en la comprensión de los pensamientos y emociones, sino que también se enfocan en proporcionar recursos aplicables en la vida cotidiana. El objetivo es capacitar a mis pacientes para que aprendan a manejar eficazmente sus emociones y pensamientos, proporcionándoles las herramientas necesarias para abordar situaciones desafiantes.

Es crucial para mí que mis pacientes comprendan a fondo cada herramienta terapéutica que empleamos y cómo estas pueden ser beneficiosas en su caso particular. Reconozco y respeto la singularidad de cada individuo, su contexto y sus experiencias personales, adaptando así mis enfoques terapéuticos para satisfacer sus necesidades específicas.

Las primeras sesiones la idea es que podamos hablar de la historia del paciente, luego brindar herramientas y tareas durante y fuera de la sesión para que puedas ir incorporando a la vida cotidiana.

La psicoterapia ha flexibilizado mi forma de ver la vida, me parece un aspecto fundamental para vivir la reflexión, la flexibilidad, el poder construir distintas herramientas para las problemáticas que surgen.