Mi enfoque terapéutico se caracteriza por ofrecer un espacio tranquilo, seguro y respetuoso, donde cada persona pueda sentirse escuchada, comprendida y validada. Trabajo desde una actitud empática y asertiva, cuidando tanto el ritmo como las necesidades emocionales de quienes acompaño.
Creo firmemente en el poder de la palabra, el silencio y la escucha activa como herramientas transformadoras. Por ello, mi intervención se basa en el diálogo reflexivo, la claridad en la comunicación y el respeto por los tiempos personales de cada proceso. No se trata solo de brindar respuestas, sino de acompañar de manera consciente y sensible la búsqueda de sentido, bienestar y equilibrio emocional.
A través de una presencia terapéutica tranquila, contenedora y profesional, favorezco la construcción de un vínculo genuino y colaborativo, en el que la persona pueda explorar con libertad sus emociones, pensamientos y vivencias, desarrollando recursos internos para afrontar sus desafíos con mayor claridad y fortaleza.