Como persona me considero alguien sensible, empática y cercana. Creo profundamente en la capacidad de cada ser humano de transformar su dolor en un camino de crecimiento, y mi compromiso es acompañar esos procesos con respeto y escucha auténtica.
Como terapeuta me caracterizo por ofrecer un espacio seguro y sin juicios, donde cada paciente pueda expresar libremente sus pensamientos, emociones y experiencias. Mi formación en psicología clínica me ha permitido trabajar con niños, adolescentes y adultos, comprendiendo que cada etapa vital tiene sus propias necesidades y desafíos.
Mi enfoque de orientación psicoanalítica me lleva a escuchar más allá de lo evidente: atender lo que se dice y también lo que se calla, explorar las raíces de los síntomas y los conflictos internos. Sin embargo, siempre centro mi trabajo en el motivo de consulta: la razón concreta que lleva a una persona a buscar ayuda. A partir de esa demanda inicial, construimos juntos un proceso que permite comprender lo que ocurre en la vida actual del paciente, al tiempo que se exploran sus historias, vínculos y experiencias pasadas que puedan estar influyendo en su presente.
En resumen, acompaño a quienes me consultan desde una mirada integral: atendiendo sus síntomas, reconociendo sus recursos y potenciando su capacidad de encontrar un mayor bienestar y sentido en su vida.