La Oscura Verdad del Budismo Zen

Autor: Rodrigo Nicolás Quiroga Martínez , 12/05/2025 (192 vista)
Sentido de la vida, Temor a la muerte, Desarrollo personal
La Oscura Verdad del Budismo Zen

Cada vez más personas buscan refugio en tradiciones espirituales orientales como el budismo zen, pero... ¿qué tanto tienen para ofrecer esas prácticas si no son cuestionadas?

La oscura verdad del Budismo Zen


Introducción

En un mundo donde la salud mental no es tanto un eje central como el marketing de la vida moderna, muchas personas buscan refugio en tradiciones espirituales orientales como el budismo zen. Sin embargo, si no se tienen las condiciones materiales que sustenten esa salud mental, lo que queda es una espiritualidad de mercado, una promesa vacía a la que solo se accede a través de gurús o coaching, pero no como derecho o posibilidad concreta para la mayoría. La promesa de paz interior, desapego y "dejar ir" el sufrimiento parece, en apariencia, compatible con los objetivos de la psicoterapia contemporánea. Pero ¿qué ocurre cuando ese mismo ideal de calma y resignación se convierte en una herramienta para justificar la violencia, la opresión o la pasividad ante el mal?

Este artículo explora, desde una perspectiva crítico-psicoanalítica e influenciada por Hegel, Freud, Lacan, Heidegger y especialmente Slavoj Žížek, el lado menos conocido de esta confluencia entre psicoterapia y espiritualidad oriental. Nos apoyamos en el trabajo del historiador Brian Victoria, quien denunció la complicidad de figuras budistas como D.T. Suzuki con el nacionalismo japonés y el militarismo del siglo XX. Asimismo, retomamos la crítica de Žížek al budismo como "ideología perfecta del capitalismo" y analizamos su controversia con Jordan Peterson para pensar el papel del sufrimiento, la libertad y las condiciones materiales en la salud mental.

La trampa del desapego: Suzuki, Himmler y la estetización del horror

Brian Victoria, en su libro Zen at War, documenta cómo D.T. Suzuki, uno de los principales divulgadores del budismo zen en Occidente, colaboró con el proyecto imperial japonés durante la Segunda Guerra Mundial. En sus escritos, Suzuki promovía una visión de la iluminación como un "vacío interior" que permite actuar sin apego, incluso en el campo de batalla. Esta idea fue adoptada, según Žížek, por figuras como Heinrich Himmler, quien veía en el las filosofías religiosas orientales una forma de "hacerse uno" con el acto que se ejecuta, sin dilemas morales: matar sin odiar. No hay conflicto si no hay sujeto dividido. Es la metanarrativa del desapego absoluto.

Metanarrativa: El relato que lo explica todo (y que puede ocultarlo todo)

Una metanarrativa es, en términos filosóficos, una historia totalizadora que da sentido a todas las demás historias. El progreso, la redención, la razón o el karma son ejemplos. Jean-François Lyotard criticó estas estructuras por ser potencialmente opresivas: al ofrecer un sentido universal, silencian las diferencias, la contingencia, lo real. En este sentido, el budismo zen puede operar como metanarrativa cuando propone que todo sufrimiento es ilusorio, que la aceptación total es la vía y que el deseo debe ser eliminado. Esto no solo puede negar el conflicto interno que nos constituye como sujetos (el "sujeto dividido" lacaniano), sino que también puede justificar la inacción ante el dolor del otro.

Zen y psicoterapia: ¿Liberación subjetiva sin transformación material?

Durante mi estancia en Minobu, Japón, observé cómo los monjes del templo insistían en que el budismo trata de "no sufrir". Pero esta promesa choca con una cuestión básica: ¿vale la pena una vida sin sufrimiento si ello implica renunciar a la tensión que nos transforma? Freud mostró que el conflicto es constitutivo del psiquismo. Lacan profundizó en ello: el deseo nunca se satisface, y es en esa falta donde se funda el sujeto. Žížek agrega: si eliminamos el conflicto, no queda sujeto sino mera función. En psicoterapia, el objetivo no puede ser simplemente eliminar el malestar, sino transformarlo, sublimarlo. Sin condiciones materiales dignas, sin reconocimiento simbólico, no hay espacio real para ese trabajo. No se puede ser libre si el cuerpo tiene hambre, si el sujeto está precarizado.

Conclusión: Hacia una psicoterapia crítica de la serenidad

El budismo zen puede ofrecer herramientas poderosas para observarnos, aquietarnos y convivir con lo incontrolable. Pero también puede, como cualquier ideología, operar como una metanarrativa que niega el conflicto, silencia el deseo y estetiza la violencia. La psicoterapia, en su versión más comprometida, debe cuestionar estas lógicas: debe ayudar a las personas a habitar su división, a reconocer la verdad de su deseo y a luchar por condiciones materiales que hagan posible no solo vivir, sino también desear. Porque como diría Hegel, lo real es racional, pero solo si se reconoce en su contradicción.

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