La psicoterapia me ha cambiado porque me ha enseñado a estar en relación
La Gestalt me enseñó que lo verdaderamente terapéutico no es lo que sé, ni lo que digo, sino cómo estoy. Que el cambio ocurre en el contacto, en ese espacio entre tú y yo donde algo nuevo puede emerger si estamos disponibles. La psicoterapia, vivida desde esta mirada, me ha cambiado porque me ha invitado a estar más presente, más disponible, más vivo en el vínculo.
Aprendí que acompañar no es guiar ni dirigir, sino estar con el otro desde mi humanidad. Sostener el vacío sin llenarlo. Nombrar lo que aparece, sin juicio. Habitar el silencio cuando no hay palabras, y confiar en la sabiduría del proceso.
En mi propio camino como paciente, fui tocado por vínculos que me permitieron recuperar partes de mí que había dejado atrás. Y fue en ese encuentro auténtico donde descubrí que el vínculo es la herramienta, el camino y, muchas veces, también el destino.
La psicoterapia se trata de eso: de estar en relación. De crear un espacio donde el otro pueda verse, reconocerse, permitirse sentir. Un lugar donde algo nuevo puede surgir porque estamos juntos, en presencia.
Y eso me sigue cambiando. Cada vez que alguien me abre su mundo, cada vez que puedo estar sin pretender salvar, cada vez que nos encontramos de verdad, algo se transforma. Y ese algo es profundamente humano.