Experiencia:
8 años
Idioma:
ES
Certificados:
5
Solicitó:
Administración
Distrito:
Narciso Mendoza Super Manzana 5 Villa Coapa
En línea:
$680
En persona:
$680
Duración:
60 min.
En línea:
$680
En persona:
$680
Duración:
60 min.
Dirección Quinto Andador Acoxpa
Distrito Narciso Mendoza Super Manzana 5 Villa Coapa
Emmanuel Hernández Sánchez es un apasionado del psicoanálisis y la exploración del inconsciente. Su viaje académico comenzó en la Facultad de Psicología de la UNAM, continuando en la Universidad Autónoma de Zacatecas con un posgrado en Clínica Psicoanalítica. Además de su práctica privada, Emmanuel ha compartido su conocimiento en el Centro de Servicios Psicológicos Dr. Guillermo Dávila de la UNAM, donde ha participado en el programa «Psicoanálisis en Intervenciones Clínicas».
Su compromiso con el psicoanálisis también se refleja en su participación en el Centro Cultural Elena Garro, donde participa en ciclos de cine análisis, abordando el comportamiento humano desde una perspectiva multidisciplinaria.
Con el deseo de llevar el psicoanálisis a diferentes contextos sociales y culturales, Emmanuel fundó Psicoy, un proyecto que ofrece consulta en dos sucursales estratégicamente ubicadas en Tlalpan (frente a Gran Terraza Coapa y en la zona de hospitales) y Benito Juárez (cerca del metro San Pedro de los Pinos). Estas ubicaciones han sido elegidas para facilitar el acceso a quienes buscan una transformación profunda en sus vidas.
En Psicoy, Emmanuel ofrece un espacio de escucha atenta y confidencial, enfocado en adultos y adolescentes. Desde 2022, también coordina un grupo de construcción de casos junto a colegas de todo el país, asegurando que cada paciente reciba la mejor atención posible.
Con Emmanuel, cada sesión es un paso hacia una comprensión más profunda de uno mismo, un espacio donde cada palabra tiene un peso y cada silencio, un significado.
El psicoanálisis me ha salvado la vida. No hay otra forma de decirlo, aunque esta salvación no llegó de golpe, no fue una epifanía deslumbrante ni una revelación súbita. Fue un proceso lento, casi imperceptible, como el goteo constante de una llave que, con el tiempo, desgasta la piedra más dura. Así me fui deshaciendo y rehaciendo, sesión a sesión, palabra a palabra, silencio a silencio.
Había un momento en mi vida en el que me sentía perdido, atrapado en un laberinto de miedos, de inseguridades que, como sombras, me seguían a cada paso. Había un vacío que crecía a mi alrededor, devorando mis intentos de comprensión, mis teorías sobre mí mismo. La vida se tornaba en algo ajeno, como si la viviera desde una distancia insalvable. Fue entonces cuando decidí tenderme en el diván. No porque creyera en la promesa de alguna respuesta inmediata, sino porque ya no quedaban muchas opciones más. Me entregué al proceso, a las palabras, a las preguntas sin respuestas fáciles.
Poco a poco, casi sin darme cuenta, empecé a encontrarme. A reconocer los pedazos de mí que habían estado esparcidos, ocultos bajo capas de defensas que yo mismo había construido. Al principio, esos encuentros fueron desconcertantes, dolorosos. Me vi reflejado en mis propios silencios, en los vacíos que el psicoanálisis revelaba. Sin embargo, en ese mismo dolor, en esa incomodidad, surgió algo nuevo: la posibilidad de ser. No el "yo" que había creado para sobrevivir, sino el que empezaba a emerger entre las grietas, más auténtico, más vulnerable, pero también más libre.
Y en ese proceso, me di cuenta de algo más: lo que iba encontrando en el diván no solo era mío. Lo que se revelaba en cada sesión también aparecía cuando me sentaba frente a mis pacientes, en el espacio donde sus palabras se encontraban con las mías. Comprendí que lo que yo vivía en mi propio análisis encontraba eco en lo que sucedía en el consultorio, cuando la distancia entre el Otro y yo se volvía difusa, cuando lo no dicho se hacía visible entre los silencios compartidos.
Cada sesión es un paso hacia la comprensión más profunda de uno mismo. No es una escalera recta, ni un camino sin desvíos. A veces, el proceso es desandar lo andado, es mirar de nuevo lo que creíamos ya visto. Pero cada palabra que pronunciamos en ese espacio tiene un peso distinto, un eco que resuena en lugares que ni siquiera sabíamos que existían dentro de nosotros. Y cada silencio, cada pausa, lleva consigo una revelación que a menudo duele, pero que, en esa herida, abre la puerta a la curación.
El psicoanálisis no es un lujo, ni una indulgencia. Es una inversión en el bienestar más profundo, en la posibilidad de vivir de forma más auténtica, menos atrapada en las viejas trampas que nos ponemos a nosotros mismos. No hay garantía de felicidad, porque ese no es el objetivo. Pero hay una promesa: la de llegar a conocerse lo suficiente como para entender que la vida, con todo su dolor y su belleza, vale la pena ser vivida, no desde el miedo, sino desde la libertad que da la comprensión.
Así, cada sesión se convierte en un espacio sagrado. Un lugar donde me reconstruyo, donde veo mis sombras y mis luces, donde lo que soy se vuelve más claro con cada palabra que surge de lo profundo. Es en ese consultorio, entre los libros, en los tonos sepia de las paredes, donde he encontrado lo que de mí estaba perdido. He aprendido a escucharme, a escuchar al otro, a habitar los silencios y a encontrar en ellos las respuestas que las palabras no pueden dar.
Este proceso no ha sido fácil, ni rápido. Pero ha sido necesario. Y aunque sigue siendo duro a veces, aunque hay días en que el dolor parece demasiado, sé que cada paso que doy es hacia un lugar más verdadero. Hacia un ser que no necesita ocultarse ni defenderse. Un ser que simplemente es, en su fragilidad, en su fuerza, en su libertad.
El psicoanálisis me ha salvado la vida, porque me ha permitido encontrarla.
Mi trabajo se sostiene en tres pilares que se entrelazan: la difusión cultural, la investigación y la escritura, entendidas no solo como áreas de interés, sino como caminos que me permiten acompañar a otros en el descubrimiento de sí mismos.
En el ámbito de la difusión cultural, coordino y realizo talleres y ciclos de cine-análisis en el Centro Cultural Elena Garro, donde el cine se convierte en una herramienta para pensar la vida, la sociedad y los vínculos humanos. Estas actividades buscan acercar a la comunidad al séptimo arte como una vía de reflexión, permitiendo que cada espectador dialogue con su propio mundo interno y con su contexto histórico, social y cultural. A través del análisis colectivo de una película, surgen preguntas sobre la identidad, el deseo, la pérdida o la esperanza, y es en ese espacio donde el arte se transforma en una forma de cuidado y de encuentro.
Desde la investigación, me interesa explorar cómo el psicoanálisis puede iluminar distintas problemáticas contemporáneas. He desarrollado trabajos teóricos y clínicos sobre temas como la clínica del extremo, la clínica del vacío y las implicaciones políticas del discurso psicoanalítico, con el propósito de comprender mejor el sufrimiento humano y los modos en que cada sujeto se enfrenta a la falta, al dolor y a la posibilidad de transformar su historia.
Finalmente, en la escritura encuentro una manera de hacer visible lo invisible. A través de reseñas y poemas, busco transmitir ideas, emociones y pensamientos desde una voz sensible y estética. La escritura me permite unir la palabra y la experiencia, lo racional y lo poético, para compartir con otros una mirada más humana y profunda sobre el mundo.
En conjunto, estas tres vertientes —difusión cultural, investigación y escritura— conforman mi forma de acompañar y de pensar la clínica: desde el arte, la reflexión y la palabra como caminos para el autoconocimiento y la transformación personal.
Terminé la licenciatura en psicología en la facultad de psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México especializado principalmente en atención a adolescentes y adultos desde la psicoterapia psicoanalítica. Desarrollando prácticas extracurriculares en el centro de servicios psicológicos Dr. Guillermo Dávila en el programa Psicoanálisis en intervenciones clínicas, donde además realicé mi servicio social y estuve cerca de 3 años en el programa mencionado.
Terminé estudios de posgrado en la Universidad Autónoma de Zacatecas, con la maestría en clínica psicoanalítica. Ahora mismo estoy trabajando en mi tésis, pero el posgrado dió lugar a poder publicar artículos de investigación desde hace 3 años en revistas de especialidad a nivel nacional e internacional.
Prácticas extracurriculares en diagnóstico para adolescentes y adultos en el Centro Comunitario Julián Mac Gregor y Sánchez Navarro de la Facultad de psicología de la UNAM
Prácticas en escenarios especializados y servicio social en el programa "intervenciones clínicas en psicoanálisis en el centro de servicios psicológicos Dr Guillermo Dávila de la facultad de psicología de la UNAM.