Como persona y profesional, me considero empático, comprometido y orientado al bienestar de quienes acuden a mí. Mi vocación por la psicología nació de un profundo interés en entender y ayudar a las personas a superar sus dificultades emocionales y psicológicas. Me caracterizo por ser un buen oyente, ofreciendo un espacio seguro y sin juicios donde mis pacientes se sienten comprendidos y apoyados.

Como especialista, me he formado en diversas corrientes psicológicas, lo que me permite tener una visión amplia y flexible para abordar los problemas de mis pacientes. Mi enfoque principal es integrador, combinando la terapia cognitivo-conductual, los esquemas desadaptativos, el psicoanálisis y la perspectiva sistémica. Esta combinación me permite adaptar las intervenciones a las necesidades específicas de cada persona, pareja o familia, asegurando un tratamiento más efectivo y personalizado.

En mi trabajo con parejas, busco fomentar la comunicación abierta y el entendimiento mutuo, ayudando a resolver conflictos y a fortalecer la relación. En las terapias individuales, me centro en ayudar a mis pacientes a identificar y modificar patrones de pensamiento y comportamiento que puedan estar afectando su bienestar. Con adolescentes, soy particularmente sensible a los desafíos de esta etapa, trabajando para ofrecerles herramientas que les permitan enfrentar el estrés, la presión social y los problemas de identidad.

Soy un profesional en constante formación, siempre buscando actualizar mis conocimientos y técnicas para ofrecer lo mejor a mis pacientes. Creo firmemente en el poder del cambio y en la capacidad de las personas para superar sus desafíos, y mi objetivo es acompañar a mis pacientes en su camino hacia una vida más plena y satisfactoria.

La psicoterapia, tanto en mi rol de terapeuta como en mi crecimiento personal, ha sido una experiencia transformadora. A lo largo de mi carrera, he aprendido a ver la vida desde múltiples perspectivas, entendiendo que cada persona tiene su propia historia, retos y formas de interpretar el mundo. Esta comprensión me ha hecho más empático y me ha permitido conectar a un nivel más profundo con mis pacientes.

Trabajar en psicoterapia me ha enseñado la importancia de la autoexploración y el autoconocimiento. He pasado por mi propio proceso terapéutico, lo que me ha ayudado a enfrentar y resolver mis propios conflictos internos, y a desarrollar una mayor capacidad para manejar el estrés y la incertidumbre. Este proceso personal también ha fortalecido mi capacidad para guiar a otros, ya que puedo empatizar con sus luchas y ofrecer una perspectiva basada en la experiencia.

La psicoterapia me ha cambiado al mostrarme que el crecimiento es un proceso continuo. He aprendido a valorar la resiliencia y la capacidad de adaptación de las personas, y esto me inspira a seguir apoyando a mis pacientes en su propio camino hacia el bienestar. Además, me ha enseñado a ser más paciente y a reconocer que el cambio lleva tiempo, pero que cada pequeño avance es significativo.

Finalmente, la psicoterapia ha reforzado mi compromiso con la profesión. Me ha mostrado el impacto profundo que puede tener en la vida de las personas y me ha dado un sentido de propósito al saber que puedo ayudar a otros a encontrar el camino hacia una vida más equilibrada y satisfactoria.