Soñar lo que perdimos: una mirada freudiana al inconsciente

Autor: Angélica León , 27/10/2025 (73 vista)
Relaciones, Emociones y sentimientos, Separaciones y pérdidas, Autoestima, Autoidentificación, Soledad
Soñar lo que perdimos: una mirada freudiana al inconsciente

Soñamos lo que perdimos; los sueños reflejan deseos reprimidos y emociones, resignificando experiencias y conectando nuestro inconsciente con lo que anhelamos.

Los sueños han fascinado a la humanidad desde siempre. A lo largo de la historia, han sido fuente de inspiración para el arte, la literatura y la filosofía. Intelectuales como Sigmund Freud, psicoanalista y autor de La interpretación de los sueños (1900), revolucionaron nuestra comprensión de estos fenómenos al proponer que los sueños son la realización simbólica de deseos reprimidos.

En ellos no solo se reviven experiencias pasadas, sino también manifestaciones de duelo y deseos inconscientes. Freud sostiene que “el sueño es la realización disfrazada de un deseo reprimido”, una expresión de aquello que necesitamos o anhelamos, aunque no siempre podamos reconocerlo de manera consciente. Así, los sueños hablan de nosotros, pero lo hacen a través de un lenguaje simbólico, velado y enigmático.

Los contenidos oníricos no son casuales ni carecen de sentido; al contrario, reflejan deseos, miedos y conflictos internos que, por diversas razones, no se han expresado durante la vigilia. En ese sentido, el sueño funciona como una válvula de escape, brindándonos información valiosa sobre nuestro mundo interior. Por ello, es importante subjetivar el sueño, interpretarlo desde la experiencia personal y no perderlo en significados universales, ya que cada símbolo está ligado a la historia emocional del soñante.

Cuando no comprendemos por qué soñamos lo que soñamos, Freud explica que esto se debe al mecanismo de la represión, un proceso de defensa del yo que impide que pensamientos o deseos inaceptables accedan a la conciencia. Los sueños, entonces, se convierten en una vía de escape: una forma en la que emerge, en el inconsciente, aquello que busca resolverse. En el contexto del duelo, por ejemplo, las apariciones en el sueño de personas o situaciones que hemos perdido —una pareja, un familiar, una etapa de la vida— representan aspectos no resueltos o pendientes de elaboración psíquica. De este modo, el sueño puede participar en la reparación del yo, brindando una resignificación simbólica a lo perdido.

Cuando hablamos de “lo perdido”, nos referimos tanto a experiencias o relaciones como a aspectos de nosotros mismos que ya no están presentes. En cada pérdida también se desvanece una parte de nuestra identidad vinculada a esa vivencia. Estos sentimientos pueden generar angustia o tristeza; sin embargo, el espacio del sueño ofrece la posibilidad de reelaborar lo perdido y recuperar, simbólicamente, algo de esa experiencia emocional.

Durante el trabajo del sueño, los contenidos latentes (pensamientos y deseos reprimidos) se transforman en contenidos manifiestos (imágenes y narrativas oníricas). Este proceso permite enfrentarse, de manera simbólica, a lo perdido, otorgándole un nuevo significado e integrándolo en la psique. En términos freudianos, el sueño cumple así una función elaborativa, facilitando la continuidad del proceso psíquico allí donde la conciencia no pudo hacerlo.

El simbolismo en los sueños

Freud identificó que los sueños emplean distintos mecanismos para disfrazar los deseos reprimidos, entre ellos:

Condensación: combinación de múltiples ideas o elementos en una sola imagen o símbolo.

Desplazamiento: transferencia de una emoción o deseo de un objeto original a otro sustituto.

Representación: conversión de pensamientos abstractos en imágenes concretas.

Simbolización: sustitución de una idea o deseo por un símbolo que lo representa.

Estos mecanismos permiten que los deseos reprimidos se expresen de manera indirecta, facilitando su aceptación por parte del yo y evitando la angustia que generaría su confrontación directa.

Subjtivar los sueños: 

La interpretación de los sueños es una herramienta fundamental en el psicoanálisis. Mediante la asociación libre y el análisis de los símbolos presentes en el sueño, es posible acceder a los contenidos latentes del inconsciente. Freud consideraba que “nuestros sueños entrañan algo verdadero. En ellos reconocemos nuestro propio yo, a pesar del disfraz de elevación o rebajamiento con el que se nos aparece”. Esta afirmación subraya la autenticidad de los deseos y conflictos que emergen en los sueños, incluso cuando se presentan de forma simbólica.

En el trabajo analítico, comentar, escribir o reflexionar sobre los sueños permite reconocer el sentido subjetivo de lo onírico y darle un lugar dentro del proceso psíquico. El sueño, por tanto, se convierte en una vía de autoconocimiento y reparación, un espacio donde el inconsciente puede expresarse y buscar equilibrio.

Los sueños no son meras fantasías sin sentido: son manifestaciones del inconsciente que revelan nuestros deseos, miedos y conflictos más profundos. Al soñar con aquello que sentimos haber perdido, tenemos la oportunidad de procesar, resignificar e integrar esas pérdidas en nuestra historia personal. La obra de Freud nos brinda las herramientas para comprender el lenguaje simbólico de los sueños y explorar, a través de ellos,  el misterioso territorio del inconsciente humano. Cabe  mencionar que los sueños, nos permiten ligar partes de lo que en realidad no se pudo realizar o por ende, el trabajo que queda es soñar, la alianza inconsciente con la consciente, por ende, brindarle la importancia a nuestros sueños, nos permite hallar cómo nos compartamos, qué ocurre en nuestra vida psiquica, reconociendonos, y permitiendonos el acceso a lo desconocido.

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